también

  • http://antonialdana.tumblr.com

27 noviembre, 2013

Muchas cosas pasan.

Tendidos sobre un colchón, sobre una pila de ropa una tabla que funciona de mesa sábanas ya usadas y toallones con olor a humedad, estamos descansando. 
Como sea que mis piernas toquen tu cuerpo, como sea que tu nariz no se tape por la alergia, te siento irrefutable. Pero es el sueño lo único que nos aleja un poco, nos separa un poco. 
Alguien llora cerca nuestro y unos pasos con ruidos varios golpean nuestro techo, seguramente están moviendo los muebles de lugar, limpiando la evidencia de un reciente crimen o pisando uvas pa un vino, que se yo. Puedo tener miedo y sospechar, pero hay algo en lo cotidiano que no me lo permite: La posibilidad de tener otra cosa. 
La voz ascendente de un locutor llega relatando el estado del clima, el tiempo de acá-afuera. Me pregunto si será de la Radio o de la televisión. La primera reafirma mi existencia y me ubica en el presente. La segunda no, me recuerda que estoy al otro lado de la pared, tendida en la cama, escuchando, como si fuera otra.
Abro los ojos y te aprieto con fuerza. Aún es temprano para levantarnos y no quiero que te levantes, no quiero abandonar esta aventura minúscula sobreactuada. Al final solo te diste vuelta para preguntarme si había un bebe llorando y volviste la cabeza a tu lugar. 
Había un bebe llorando, sino es que era una niña o niño mayor. Había colectivos y bocinazos, habia una situación en nuestras cabezas y sobre ella también... había. 
Muchas cosas pasan acá, por nuestro espacio. 
Cosas que no se topan con nosotros, que no se detienen por nada, cosas que solo nos pasan. 

Muchas cosas pasan, 
te respondí
Muchas cosas pasan, 
repetiste. 
Y nos dormimos otra noche.