No, al frío no lo banco.
Te lo digo,
lo vi burlándose de mis amigos, que cubiertos por la luz de luna
y las hojas de un viejo diario deportivo,
destiñó su prosa y su imagen
sobre el rostro de los niños
que falseaban un descansar
sobre el cemento hostil.
Lo odio.
Es mi enemigo eterno,
el antagonista de todas nuestras películas cotidianas
sin final feliz.
Ya se
La naturaleza hace lo que puede.
Al igual que nosotros.
Las drogas que son caras
y el enfermo que se muere,
el frío enemigo
y tantos otros pesares de la sociedad.