No puedo hacer otra cosa que contemplar.
Es verano
las paltas caen
sobre el techo de chapa
y me asustan
por un instante
hasta que las reconozco.
El vidrio
está manchado
por el cemento que los albañiles volcaron
cuando reforzaron la pared
para que no filtre agua
que igual entra
y la siento en mis huesos.
Se llena de humedad mi cama,
transpirando mi cuerpo nervioso,
por la agonía
que la mortalidad produce;
Y veo a través de esta ventana.
No hay más allá.
Si no un
Más acá que nunca.