Era tan delicioso estar solo, contar con los pensamientos y las emociones...Apenas se me ocurría que tendría que pensar en sobre qué escribir; en lo único que pensaba era en que algún día, en un estado de ánimo como aquel, escribiría. Lo importante era ser perpetuamente lo que era en aquel momento, sentir como sentía, hacer música. Pero comenzaba a darme cuenta de que para hacer música uno tiene que hacerse primeramente un instrumento exquisito y sensible. Uno tiene que dejar de vivir y respirar. Uno tiene que quitarse los patines de ruedas. Uno tiene que desatar todos sus vínculos con el mundo exterior. Uno tiene que hablar en privado con Dios y su testigo. ¡Oh, si, así era la cosa, ciertamente! De pronto me sentí inalterablemente seguro de lo que acababa de comprender calladamente... pues el señor tu Dios es un Dios celoso.
Lo extraño era que las personas que me conocían me consideraban ya un escritor, aunque había hecho poco para demostrarlo.Suponían que lo era, no sólo por mi comportamiento, que siempre había sido excéntrico e imprevisible, si no también a causa de mi pasión por el lenguaje [...]
[...] Si estaba leyendo un libro y daba con un pasaje admirable, cerraba el libro inmediatamente y me iba a dar un paseo. Aborrecía la idea de llegar al final de un buen libro. Quería seguir prolongándolo, demorar lo inevitable todo lo posible. Pero siempre, cuando encontraba un buen pasaje, interrumpía la lectura inmediatamente. Salía sin tener en cuanta la lluvia, el granizo, la nieve y el frío, y meditaba sobre ese pasaje. Uno puede llenarse de tal modo con el espíritu de otro ser como para temer literalmente el estallido. Supongo que todos han pasado por ese experiencia. Permítaseme observar que ese "otro ser" es siempre una especie de alter ego. No es mera cuestión de reconocer un alma afín, si no una cuestión de reconocerse a uno mismo. De encontrarse de pronto frente a frente con uno mismo. ¡Qué momento! Cerrando el libro, continúas el acto de creación.Y este procedimiento, yo diría este ritual, es siempre el mismo: una comunicación a todos los frentes al mismo tiempo.Ya no hay barreras. Más solos que nunca estas, obstante, pegados al mundo como no habías estado jamás. Incorporados a él.
Henry Miller, Pléxus I.
1965.
Lo amo.